URUEÑA..

Invierno 2009
Las puertas provocan desazón...
Algunas están cerradas, con el paso del tiempo se han hecho fuertes, la llave se ha perdido y han olvidado al que las cerró y lo que esconden... En ellas se ha reflejado el sol infinidad de veces, el agua de la lluvia ha penetrado por sus rendijas, el hielo ha hecho crujir la madera y más de una lagartija seguro que ha sesteado en ella...
Las personas pasan de largo a otras puertas que les ofrecen cobijo y goce... Quizás algún despistado la mire un instante por la pantalla de su cámara..., o se pregunte que habitantes acojía o que olores salían de sus cocinas...
Estamos en Urueña, un pueblo encaramado en un cerro, protegido por una muralla que lo envuelve y lo protege como si fuera un bebé... y en el que el paseo por sus calles te descubre infinidad de detalles si sabes mirar, y donde puedes disfrutar de unas luces y unos horizontes inigualables..

Otras en cambio están abiertas, y por ellas se asoma el paisaje y el aire frío que te curte la cara, también el sol te guiña un instante antes de ponerse... y deja al descubierto el silencio de estos campos, interrumpido por el sonido del rebaño de ovejas que se acerca al pueblo léntamente.

La muralla rodea al pueblo con su manto de piedra y solo las nubes y el viento atraviesan la barrera... El viento que se cuela por los rincones y en estos días de invierno penetra en los cuerpos de los que pasean por sus calles buscando el refugío de sus mentes en las librerias que se han instalado los últimos años en la localidad., o bien el auxilio de su estómago en algún mesón donde el buen yantar calma los ánimos.

Libros, vino, música, paisaje... todo lo que podemos ir encontrando entre sus calles y en sus esquinas..

La piedra, la madera, el adobe (ya en menor medida) y el ladrillo configuran el paisaje de murallas para adentro, donde los gatos sestean en los tejados y los perros acompañan al visitante.. En primavera las Cigüeñas ocuparán el campanario de la iglesia y las Golondrinas pondrán su canto para dar una atmósfera diferente al conjunto..

Otra vez el dilema, puerta cerrada...., con una cerradura que solo admite una llave de las de antes: poderosa y fría..., quizás ya oxidada..

Buscamos de nuevo , una abierta...

en forma de arco y que nos invita a asomarnos... Eso hacemos y respiramos profúndamente el aire frío y contemplamos los verdes incipientes de los campos...

El tiempo es implacable y nos muestra reflejado en la piedra lo que llevamos aquí.

¡ Pocos relojes de sol podemos observar hoy en día !

Es hora de marcharnos , el sol hace tiempo que desapareció ,pero aún queda algún reflejo de su paso que lucha porque la oscuridad no le venza..

Batalla inutil..., pero bella.

Nos vamos.., volveremos y decubriremos otro pueblo distinto, seguro..